El Agility es un deporte canino donde el perro y el guía son capaces de entenderse hasta tal nivel que basta con un silbido, un movimiento de mano, incluso una inclinación con el hombro para que el perro sepa cómo se tiene que colocar para superar el siguiente obstáculo.
Técnicamente, se basa en un recorrido que hay que completar siguiendo un orden concreto y sorteando diferentes tipos de obstáculos.
Visto así parece muy difícil y seguro que algunos os preguntareis: “¿Cómo voy a dejar suelto a mi perro y conseguir que salte o corra en la dirección que yo quiera?”
¡Ahí está la magia!
Yo descubrí este deporte con mi primera perra, Kitsune una shiba inu “de manual” con la que al principio no nos entendíamos en pista. Los shiba inu no son perros de trabajo y fue un auténtico reto para mi mujer y para mi, aunque gracias a toneladas de paciencia, motivación en positivo y chuches, al final hemos conseguido que compita a buen nivel.
Así que, si nosotros lo conseguimos con una de las razas más tozudas, vosotros podéis. De hecho todos los perros pueden practicar este deporte.
Primero, debes encontrar un Club de Agility cerca de tu domicilio, hay bastantes, y empezar por un curso de vínculo canino e iniciación al agility. Aquí el perro aprenderá acciones básicas como el hecho que se siente, que se quede quieto mientras tú te alejas, que te venga a buscar,… Así se empieza a reforzar el vínculo entre los dos.
También es el momento que empieza a conocer los obstáculos, a enseñarle cómo se ejecuta cada uno. Esta es la parte más divertida para el perro, va suelto, corre, obtiene premios y la conexión entre vosotros va creciendo.
¡Si a tu perro le gusta el agility, enseguida lo vas a notar! Estará impaciente por entrar a pista y correrá con todas sus fuerzas cuando esté dentro. Si tú das el máximo, él te lo devolverá con energía y motivación, convirtiendo ese juego, en un momento mágico para los dos.
Obviamente para llegar a un nivel profesional se requieren muchas horas, constancia y dedicación, pero si te lo tomas como cualquier otro deporte y entrenas como mínimo un par de veces por semana, pronto irás notando cómo tu perro y tú mejoráis.
Y entonces llegará el momento en que tendrás que decidir, si simplemente quieres entrenar o ya te planteas competir.
Las dos opciones son igual de válidas. De hecho, hay muchísima gente que practica agility sólo como entrenamiento, para pasar un buen rato con su perro, reforzando el vínculo y ayudando al animal a mantenerse equilibrado tanto física como mentalmente.
No obstante, para los que quieran darle un plus de competitividad a este deporte, pueden optar por inscribirse en alguna de las Federaciones oficiales y participar en las distintas pruebas que se van celebrando.
Cuando compites un juez diseña el circuito y coloca los números de los obstáculos. Una vez montada la pista, los guías (sin los perros) tenemos unos 7 minutos para reconocer la pista, memorizar el orden, y ver cual tiene que ser nuestra trayectoria para intentar completar la pista sin ningún fallo y en el menor tiempo posible.
El Agility es uno de los deportes más igualitarios que conozco. Mujeres y hombres, jóvenes y adultos, compiten por igual, eso sí, separados por Grados (en función de los puntos que vayas consiguiendo) y por tamaño de perro (actualmente hay 5 alturas: Toy, Small, Midi, Large, Extra Large).
Así que es de lo más habitual ver podios mixtos de mujeres y hombres.
En resumen, el Agility es como un gimnasio que ayuda a reforzar el vínculo con tu mascota, y donde humanos y perros acabamos socializando, riendo y compartiendo buenos y malos momentos con otros compañeros.
De hecho, hemos vivido tantas anécdotas que decidí escribir una novela sobre este deporte, a la que he titulado: “El Loco Mundo del Agility” (veréis que es +18 porque contiene algunas escenas eróticas).
Os dejo el link de Amazon y del Facebook por si os interesa.
Facebook: “Agility Heroes”
¡Si lo probáis, seguro que os gustará!